viernes, 1 de julio de 2016

Pasión y Virtud



Cuando se asomaba al abismo, tomaba la elogiable resolución de abandonarlo, de no volver a verlo nunca, pero la virtud se evapora muy deprisa ante la sonrisa de una boca que amamos.
Pasión y Virtud
















Asombro fue mi primera reacción al terminar esta pequeña novela, muy breve, apenas si llega a las 40 páginas.
Y eso contando con un prólogo en el que se explican ciertos aspectos de la obra y el autor, como el hecho de que la escribiese un Gustave Flaubert de apenas dieciséis años. De ahí mi perplejidad: ¿cómo es posible que un chaval de esos años fuese capaz de hablar de sentimientos que deberían quedarle lejanos, desconocidos, si acaso futuribles? Pues aún no he conseguido entenderlo, ni lo haré nunca. Esta obra, Pasión y Virtud, es la base de una de sus obras más conocidas, Madame Bovary. La inolvidable Emma, en Pasión y Virtud se llama Mazza, pero ambas viven en la misma sociedad constreñida para las mujeres, y ambas se enamoran sin remisión, contraviniendo todas y cada unas de las estrictas normas de conducta de la época. Ambas son mujeres soñadoras, ávidas de pasión, de sentimientos intensos que pueden ir del más desbocado amor al más negro odio. Emma y Mazza no se conforman con la suerte que les ha tocado y entregarán todo para llevar a cabo sus deseos. Veremos en Pasión y Virtud el cambio existencial de Mazza, de mujer obediente y resignada, a la amante que se ciega al mundo porque, en realidad, el único mundo que le importa es el de Ernest Vaumont; la única realidad que termina por comprender es la de ambos juntos. El resto, marido, hijos, amigos...está de más.
La edición que me ha llegado, me parece bastante acertada. Batiscafo SL, la editorial, publica esta novela en versión bilingüe (francés y español) y la acompaña de un audiolibro. Más no se puede pedir.

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