ALIBI
Le ofrecí el último bombón y me puse de pie. Debía llegar a tiempo para fichar a primera hora, de otro modo, la coartada no tendría sentido.
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Deshoras
Le ofrecí el último bombón y me puse
de pie después de una tarde de terapia, donde el alma se desnuda y
la tristeza se pierde entre el humo de cigarrillos mal apagados. La
habitación estaba en penumbra, olía a deseo contenido. Manos y pies
se enredaban mientras los labios evitaban el encuentro.
El ring del teléfono nos dejó con las ganas. Mierda.
¿Si?
Mientras que al otro lado del auricular un paciente desesperado pedía a gritos su dosis, quedé citada para el próximo miércoles a las seis.
El ring del teléfono nos dejó con las ganas. Mierda.
¿Si?
Mientras que al otro lado del auricular un paciente desesperado pedía a gritos su dosis, quedé citada para el próximo miércoles a las seis.
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Golfo.
Le ofrecí el último bombón y me puse de pie. Dudé durante todo el día si debía dárselo o no. Pero cuando pensé en lo que harían con un perro los funcionarios del juzgado cuando vinieran mañana, alargué la mano y se lo tragó de un bocado.
En su mirada comprendí que fue el único que se dio cuenta del suave amargor del veneno.
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Difícil decisión
-“Le ofrecí el último bombón y me puse de pie”.
- No me convence, busquemos algo más poético: “Mi trémula mano dejó el bombón en su regazo y me fui”.
-No, algo menos barroco:-“Toma el bombón. –Adiós”.
-Es simplón, necesitamos algo que incite a seguir:-“Se levantó, cogió el último bombón y se lo comió”.
-No,… no tiene poesía, es prosaico. Qué te parece: “¡Sólo queda un bombón! Cómetelo tú mi amor”.
-Peor que los diálogos de un culebrón.
-Jaime, y si proponemos tema libre.
-… Mucho mejor; pero el bombón me lo como yo.
-“Le ofrecí el último bombón y me puse de pie”.
- No me convence, busquemos algo más poético: “Mi trémula mano dejó el bombón en su regazo y me fui”.
-No, algo menos barroco:-“Toma el bombón. –Adiós”.
-Es simplón, necesitamos algo que incite a seguir:-“Se levantó, cogió el último bombón y se lo comió”.
-No,… no tiene poesía, es prosaico. Qué te parece: “¡Sólo queda un bombón! Cómetelo tú mi amor”.
-Peor que los diálogos de un culebrón.
-Jaime, y si proponemos tema libre.
-… Mucho mejor; pero el bombón me lo como yo.
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El chocolate salva vidas
Lo ofrecí el último bombón , y me puse de pie. Estaba aterrada, paralizada, se me helaba la sangre en las venas. El cuchillo seguía encima en la mesa tan frío, con ese filo cortante que brilla con la luz de la mesa de noche. Solo quería un entretenimiento, para poder levantarme y hacerme con él. Las incursiones a mi habitación habían sido muy continuadas, y lo repudiaba solo quería atravesarlo y que acabara todo. Que acabara mi todo…ese todo.
Lo cogí y lo hundí en la carne … después solo vi sangre y libertad. Era todo lo que quería.
Lo ofrecí el último bombón , y me puse de pie. Estaba aterrada, paralizada, se me helaba la sangre en las venas. El cuchillo seguía encima en la mesa tan frío, con ese filo cortante que brilla con la luz de la mesa de noche. Solo quería un entretenimiento, para poder levantarme y hacerme con él. Las incursiones a mi habitación habían sido muy continuadas, y lo repudiaba solo quería atravesarlo y que acabara todo. Que acabara mi todo…ese todo.
Lo cogí y lo hundí en la carne … después solo vi sangre y libertad. Era todo lo que quería.
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No te calles nunca un te quiero
Le ofrecí el último bombón y me puse de pie. Llevábamos
7 horas hablando de lo que había pasado en nuestros años de
relación. Estaba agotada. Me despedí y le dije que me iba a
dormir. Él tenía su propia habitación. De repente
sentí su mano en mi brazo, tiro de mí y me besó con pasión,
rabia, furia, tristeza contenida…pugnando por sacar con un beso lo
que no supe decir con palabras. Me dejé llevar…olvide todo.
A veces, o siempre, hay que disfrutar los pequeños placeres que te da la vida…aunque te duelan.
***********************************************************************************A veces, o siempre, hay que disfrutar los pequeños placeres que te da la vida…aunque te duelan.
El sombrero
Le ofrecí el último bombón y me puse de pie. Miré por la ventana, atardecía y el reloj marcaba las ocho. Pensé, es pronto, quizás esté ahí afuera esperándome disimuladamente bajo su enorme sombrero para pedirme explicaciones.
Marc sabía que algo no iba bien, notó que mi voz se entrecortaba, con su boca cerró la mía y saboreamos juntos el bombón hasta el amanecer.
Abrí los ojos y me encontré sola junto a un sombrero y una nota que decía; nos volveremos a encontrar en los sueños.
El viaje
Le ofrecí el último bombón y me puse
de pie. Sentí que su mirada me desnudaba y en ese momento lo único
que deseaba era salir corriendo. Me agarró de la mano y entre sus
dedos y los mios el chocolate comenzó a deshacerse adoptando formas
extrañas. Nuestros pies se paralizaron y el chocolate empezó a
enredarse a lo largo de nuestro cuerpo hasta hacernos desaparecer.
Apenas podíamos vernos, sin palabras, sin gestos experimentamos un
placer jamás imaginado.
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Roma se escribe al revés
Cuando lo volví a ver, habían pasado dos años...a mí ... se me hicieron dos décadas. Destilaba ese sexapil que me había enganchado pero ya no era lo mismo. Nunca lo sería
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Al Cesar lo que es del Cesar
Le ofrecí el último bombón y me puse
de pie. Mire por la ventana y recordé la primera vez que llegue a
aquella casa. Estaba oscuro, y los arboles, en aquel inmenso jardín,
bailaban una danza macabra y lenta. Pensé que Morfeo me había
llevado entre sus garras, a algún recóndito escondite de mi
subconsciente, y que en algún momento me despertaría. No fue así.
Aquí me veo, fingiendo ser quién no soy, rodeada de gente cínica
y farsante. Intentando llegar hasta el final. ¡Esto es un juego!, y
a mí siempre me gusto jugar y ganar. Alea jact est.
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