Estos días no deja de hablarse, entre muchos otros frentes abiertos, de la nueva reforma educativa del señor Wert. Hemos salido a la calle para protestarla pero como viene siendo habitual ni Dios nos ha hecho caso.
Bueno, en este caso es normal teniendo en cuenta el valor nuevamente adquirido que ostenta la religión católica en nuestro país. Un país, por cierto, que se supone laico aunque a estas alturas ya nadie se lo crea. Implantar como evaluable la asignatura de religión no responde más que a razones ideológicas porque en el aspecto económico no reportará beneficio alguno. Posiblemente, ni siquiera sea ésta la mayor infamia de esta nueva ley pero da mucho que pensar. La Iglesia retoma un papel en nuestra sociedad que, sinceramente, me parece ilícito e indignante. Ya bastante tenemos con que campen a sus anchas, evadan pagar los impuestos que les corresponden o se hagan con propiedades ajenas en el nombre del Señor. O que todos los españoles tengamos que aportar parte de ese dinero que cada día nos cuesta más ganar para mantener sus colegios, centros con los que la educación pública ni siquiera osa soñar porque ningún gobierno hasta ahora haya tenido la decencia de apartar a este estamento de nuestra vida y de la de nuestros hijos. Y es que, amigos, "con la iglesia hemos topado", como bien decía nuestro hidalgo universal.
Bueno, en este caso es normal teniendo en cuenta el valor nuevamente adquirido que ostenta la religión católica en nuestro país. Un país, por cierto, que se supone laico aunque a estas alturas ya nadie se lo crea. Implantar como evaluable la asignatura de religión no responde más que a razones ideológicas porque en el aspecto económico no reportará beneficio alguno. Posiblemente, ni siquiera sea ésta la mayor infamia de esta nueva ley pero da mucho que pensar. La Iglesia retoma un papel en nuestra sociedad que, sinceramente, me parece ilícito e indignante. Ya bastante tenemos con que campen a sus anchas, evadan pagar los impuestos que les corresponden o se hagan con propiedades ajenas en el nombre del Señor. O que todos los españoles tengamos que aportar parte de ese dinero que cada día nos cuesta más ganar para mantener sus colegios, centros con los que la educación pública ni siquiera osa soñar porque ningún gobierno hasta ahora haya tenido la decencia de apartar a este estamento de nuestra vida y de la de nuestros hijos. Y es que, amigos, "con la iglesia hemos topado", como bien decía nuestro hidalgo universal.
En mi sugerencia literaria de hoy, el autor, Luis Martín-Santos, hace una crítica al poder de la Iglesia en la sociedad y en la educación del periodo más aciago de nuestra historia, y en como esa influencia retrasó la modernización de España.
On these days, in Spain, everybody talks, among other things, about the new education law and its responsible, Mr. Wert. We have protested against it on the streets but, as usual, not a soul listened to us. The thing here is the new value of the Church in our lives, in our country. A country, incidentally, secular, though at this point nobody believes it. With the new law, the subject of religion will count for your final academic records and the reason is obviously ideological because it's a decision with no economic profit. And probably, it's not the worst of this law but it gives us a lot to think about. The Catholic Church takes up again an important role in our society that, personally, I think it's illegal and outrageous. It's enough that Church doesn't pay taxes or own properties just in the name of God. Or that all of us, Spanish people, must pay part of our salary, everday more difficult to earn, on their schools, centres that public education can't even dream of. And the guilt belongs to all the governments we have been suffered because none of them have been decent enough to keep this estate apart from our lives. Yes, friends, "we are come to the church", as our most universal nobleman said.
In my literary suggestion today, the author, Luis Martín-Santos, critizes the power of Catholic Church in the society and education of the worst period of our history, and how its influence slowed down the modernization of Spain.
TIEMPO DE SILENCIO, de LUIS MARTÍN-SANTOS
TIME OF SILENCE, by LUIS MARTÍN-SANTOS
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