"Si vuelvo a
verte otra vez"
Y me pienso resarcir de esta incesante amargura que trae a cada momento mi mente moribunda al preguntar: ¿Qué haría si vuelvo a verte otra vez? En ese instante quedo mirando la nada al pensarlo, siento que mi corazón detiene los latidos por un minuto y, con mi vista perdida en ningún punto en concreto, la angustia me va consumiendo al pensarlo, y vuelve ese dolor que me arranca el alma. Si vuelvo a verte otra vez... Me robarías una sonrisa después de que estallen mil lágrimas ahogadas en mi garganta. Me atraparía el silencio, quedaría muda, sin habla.
Y me pienso resarcir de esta incesante amargura que trae a cada momento mi mente moribunda al preguntar: ¿Qué haría si vuelvo a verte otra vez? En ese instante quedo mirando la nada al pensarlo, siento que mi corazón detiene los latidos por un minuto y, con mi vista perdida en ningún punto en concreto, la angustia me va consumiendo al pensarlo, y vuelve ese dolor que me arranca el alma. Si vuelvo a verte otra vez... Me robarías una sonrisa después de que estallen mil lágrimas ahogadas en mi garganta. Me atraparía el silencio, quedaría muda, sin habla.
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COMO DÉDALO
"Y me pienso resarcir de esta incesante amargura, ya lo verás, Claudia" me decía cada tarde la abuela, haciendo pucheros, molesta por la decisión de mis padres de meterla en aquella residencia. Sin embargo, sus piernas ya no la sostenían y libraba su batalla diaria contra el tiempo tejiendo algo muy grande con lana blanca. Pensé que sería una colcha para mi hermano Enrique que pronto se iba a casar. Una mañana me llamaron de la residencia asustados y acudí con el corazón en un puño. En la habitación la ventana estaba abierta de par en par y una pequeña nota sobre la almohada rezaba "Lo conseguí, Claudia".
"Y me pienso resarcir de esta incesante amargura, ya lo verás, Claudia" me decía cada tarde la abuela, haciendo pucheros, molesta por la decisión de mis padres de meterla en aquella residencia. Sin embargo, sus piernas ya no la sostenían y libraba su batalla diaria contra el tiempo tejiendo algo muy grande con lana blanca. Pensé que sería una colcha para mi hermano Enrique que pronto se iba a casar. Una mañana me llamaron de la residencia asustados y acudí con el corazón en un puño. En la habitación la ventana estaba abierta de par en par y una pequeña nota sobre la almohada rezaba "Lo conseguí, Claudia".
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Demasiado tiempo
"Y me pienso resarcir de esta incesante amargura”, repetía constantemente mientras salía arrastrando los pies con la cabeza baja y soltando lentamente el aire que había retenido después de verlo dormido y resoplando ajeno totalmente a las realidades de la vida.
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Y me pienso resarcir
de esta incesante amargura. Porque me levantaré, lo sé. Y reiré a
los cielos mi desdicha, desafiaré de tal manera al infortunio que
éste huirá frustrado. Pues es mayor mi determinación por ser feliz
que su oscuro influjo. Tal vez porque la vida me ha demostrado que
todo es efímero, como el agua sobre la palma abierta de mi mano. Tal
vez porque ser esclavo de la adversidad no es sino el primer paso
hacia la muerte en vida. Quizá en defensa de un derecho a vivir
libre que se manifiesta ante mí pura por necesidad.
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INSPIRACIÓN
"Y me pienso resarcir de esta incesante amargura" pensaba una y otra vez el poeta mientras chupaba la rodaja de limón solitaria que flotaba entre los cubitos ya aguados del cocktail que se acababa de beber. Decididamente, no fue una buena idea buscar la inspiración entre hielos, ginebra y limón...
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El efrit
Y me pienso resarcir de esta incesante amargura, de este sufrimiento que dura ya mil años. Nadie puede imaginar lo que significa estar encerrado aquí dentro, en este jarrón de cobre. Ninguna pena, ningún pecado merece tal castigo. Juro que, si alguien me libera algún día, le mataré, acabaré con su vida. Esa será mi venganza. Estoy harto de permanecer en esta prisión y me pienso resarcir de esta incesante amargura, de este sufrimiento que dura ya mil años.
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